Esther Grau, el optimismo por excelencia

Esther (39 años) es una mujer fuerte, optimista y luchadora que en un año ha visto como su vida ha cambiado radicalmente. Ha afrontado la situación con entereza y con un único objetivo: mantener la estabilidad de su familia.

Cuidar a su marido, que de repente se ha vuelto una persona absolutamente dependiente, y educar a sus hijas que están en plena etapa de crecimiento, es su prioridad.

Reconoce que no ha sido fácil, que han pasado momentos complicados, pero cómo es la vida, que la lucha de su marido para salir adelante, su buen humor y las pequeñas victorias de cada día, están siendo su motor vital. La mejor recompensa.

EL MOMENTO DEL CAMBIO

Era una persona autónoma, activa, me ayudaba mucho con las niñas, una tiene 9 años y el otra 15. De repente un día se empezó a encontrar mal, hizo una hemorragia en el cerebelo que se convirtió en una estancia hospitalaria de tres meses y medio. Pasado este periodo agudo se vuelve en una persona totalmente dependiente.

Se nos plantea la opción de hacer rehabilitación en un centro o en el domicilio. Al tener conocimiento del ámbito sanitario, decidí venir a casa. Uno de los factores que me hicieron decantar por esta última opción fue el hecho de tener dos niñas. Es mucho más fácil traerlo si estamos todos juntos y además te puedes organizar mejor los espacios, sobre todo para estar con ellas que cuando estás desplazado.

Una vez en casa la dependencia es total, con una movilidad muy reducida. Necesitaba que le hicieras absolutamente todo: darle de comer, higiene, movilizaciones… Si que es verdad que en los meses que llevamos aquí ha ido evolucionando bastante bien y el nivel de dependencia va disminuyendo progresivamente. También es cierto que el entorno familiar ha ido favoreciendo mucho que él fuera haciendo cosas por sí solo, a pesar de que todavía tiene un elevado grado de dependencia.

“El mejor lugar para rehabilitarse una persona es en su entorno”

LA VIVENCIA COMO CUIDADORA

Yo vivo bien la situación . Muchísima gente me dice muchas veces “¿Y cómo lo llevas tan bien? ¿Y cómo con todo estás contenta?”, y respondo que si yo asumí el rol de cuidadora pues tengo que estar con energía y con ganas de hacerlo. Esta situación no se puede llevar si no estás fuerte y con ánimo.

“Lo que más me ha sorprendido es cómo lo ve la gente desde fuera. Ellos lo viven como un hecho súper especial y yo siento que es lo que tenía que hacer”

Cómo he visto que poco a poco ha ido mejorando cada mes, esto me recompensa y pienso que tomé una buena decisión. Además, soy enfermera porque me considero una persona que me gusta cuidar, y es parte de mi profesión, por lo tanto si cuido a personas que no tienen nada que ver conmigo, con los míos es indiscutible.

LOS INSTANTES

Entre el trabajo, las niñas y él, poco espacio me queda para cuidarme. Para distraerme intento hacer cosas con las “peques”: ir de compras, al cine, salir todos juntos a pasear… Me gusta mucho cocinar, y cuando estoy con las niñas lo hacemos muy a menudo.

El trabajo, por ejemplo, me gusta y desconecto. A pesar de que estuve unos meses que sólo me dedicaba a cuidarlo, el momento de la reincorporación me ayudó mucho.

“Cuando acabo la jornada de todo, todos se van a dormir y me pongo a leer un rato, este es mi momento”

Pero tampoco tengo mucho tiempo para hacer muchas cosas más…

LA ORGANIZACIÓN

La primera época en casa yo no trabajaba. Pero desde que hace unos meses me reincorporé al mundo laboral, la organización es diferente. Tengo la suerte que mi madre vive aquí al lado y me ayuda mucho. Por ejemplo, un día normal: por la mañana preparo a las niñas, viene mi madre y las llevamos a la escuela, volvemos y le hacemos la higiene a mi marido, le damos de desayunar y después empieza su rehabilitación… yo mientras tanto aprovecho para hacer otras cosas. Almuerzo con las niñas y me voy a trabajar. Él por la tarde se queda con mi madre, lo dejo todo preparado cenar, medicación…

“Cuando estás con una persona lo quieres para lo bueno y para lo malo. Ahora me ha tocado esto y lo acepto. Pero también han sido muchos los años que él me ha cuidado mucho y sé que él lo haría por mí. Tienes que vivirlo como parte de una experiencia vital, afrontarlo sin darle demasiadas vueltas, buscar recursos, tener mucha paciencia, ser positiva y sobre todo llevarlo con buen humor”

*Esta entrevista ha sido realizada con motivo del Día Internacional de la Mujer. Esther es uno de los muchos ejemplos del gran papel que la mujer tiene en la sociedad.

Neus Valeta

Periodista

Esta entrada también está disponible en: Catalán

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