Sabemos que las alteraciones más frecuentes en el ICTUS son alteraciones en el habla, en las funciones ejecutivas y en la movilidad de un lado del cuerpo.
Pero la persona no es únicamente una parte física y una parte comunicativa, sino que es una suma de componentes físicos, sensoriales, perceptivos, cognitivos, emocionales, y sociales.
¿Puede ser entonces que un déficit emocional nos afecte en el déficit físico, o al revés?
La respuesta claramente es SÍ, todos estos aspectos se relacionan entre ellos. En el ámbito social, se tiene que tener en cuenta qué roles tenía en su vida cotidiana la persona antes de tener una alteración cognitiva o física. Es posible que esa persona sea trabajador, estudiante, el padre, o el cuidador. Que tuviera unos hábitos y unas rutinas que estaba acostumbrado a hacer… como podría ser jugar a cartas, salir a pasear, hablar. Un Ictus, puede alterar todos estos aspectos de la persona, por causas de la alteración física o comunicativas. Visto así, podemos llegar a prever, porqué la persona también se altera a nivel emocional: le irrumpen cambios muy grandes en la vida que tenía y necesita un proceso de adaptación.
¿Y esto puede afectar a la comunicación y al entorno social de la persona?
Será necesario que el entorno familiar se adapte, serán los primeros que verán disminuidas las capacidades del enfermo, o verán cambios en su carácter. Pero puede necesitar también una adaptación de su entorno laboral (si había), entorno social, o físico para adaptarse a sus nuevas necesidades.
Cuando tratamos a una persona con alguna alteración cognitiva, tenemos que tener en cuenta todos estos aspectos, cómo era su vida antes de la lesión, cómo le han afectado esos cambios, y cómo los ha asimilado, porque puede que disminuyan las mejoras de la rehabilitación por una afectación emocional.
Hay que tratar a la persona teniendo en cuenta todos estos aspectos y evitar tratarla con menor importancia o como si se tratara de un niño pequeño. Probablemente no tendrá los mismos roles que antes, pero debemos hacerle sentir que estamos para ayudar en lo que necesite, sin que pierda su papel ni la autonomía que pueda mantener.
Una persona, igual que una construcción, no se forma con una sola pieza, y no tenemos que olvidarnos de ningún ámbito, pues solo con todas las partes la persona es ella misma.
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