Lejos de ser un componente secundario, la fibra se ha vuelto cada vez más imprescindible en nuestra alimentación diaria. Algunos estudios apuntan que la fibra puede aportar numerosos beneficios.
Se entiende por fibra, aquella parte de los alimentos no digerible enzimáticamente y por tanto, no presenta función nutricional alguna. El contenido recomendado en la dieta es de alrededor de 30-40 gramos (g) al día. Sin embargo, el consumo real en España se sitúa entre los 17 y 21 g/día. Se trata de una situación que puede mejorarse con ciertos cambios como: sustituir pan blanco por integral, arroz y pasta blancos por integrales y los zumos de fruta por fruta entera. Si, además, incrementamos el consumo de legumbres y frutos secos aún mejor.
Dentro de la familia de fibras podemos distinguir entre dos tipos:
- Insolubles: son escasamente degradadas, es decir, se excretan prácticamente íntegras. Alimentos ricos en fibras insolubles son el salvado, los garbanzos, las judías, las lentejas o los cítricos.
- Solubles: son más viscosas, por lo que enlentecen el tránsito intestinal y retrasa el vaciamiento gástrico, favoreciendo la absorción de nutrientes. Algunas frutas (plátano, manzana), algunas legumbres, la cebada o la avena están compuestas de fibras solubles.
Veamos las propiedades de cada una:
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Hola, me interesaría saber si se deben comer tanto las fibras solubles como las insolubles.
Tienen algún artículo sobre la artritis psoriásica?
Felicitarlos por la labor q realizan!
Hola Carmen, correcto se recomienda el consumo tanto de fibra insoluble como soluble con una relación de consumo de 3:1. Por otra parte, próximamente hablaremos sobre la artritis psoriásica. Saludos