La sociedad está viviendo desde hace semanas las consecuencias de la pandemia provocada por el coronavirus. Esta situación nos puede afectar a muchos niveles y de muchas maneras diferentes.
En este post, nos queremos dirigir a las personas que sufren dolor crónico. Y que por culpa de esta nueva situación, están sufriendo un empeoramiento en sus síntomas.
Algunas de las patologías más frecuentes que pueden dar lugar a dolor crónico son: la fibromialgia, los procesos artríticos, los procesos degenerativos como la artrosis, reumatismos, entre otros.
¿Qué factores influyen negativamente en el dolor crónico?
- La ansiedad, el estrés, el miedo… fruto de la situación nueva que vivimos, de dimensión y recorrido desconocidos.
- El aislamiento social secundario a permanecer más tiempo en casa, y que nos empuja a reducir las actividades sociales… generando un mayor desánimo en la persona.
- La pérdida del ritmo vital habitual.
- El sedentarismo y la inmovilidad.
Son solo algunos de los ejemplos que influyen negativamente en todas las personas con este tipo de dolor.
¿Cómo podemos minimizar estos efectos?
- Mantenerse bien informado es clave, tenemos que evitar un exceso de información o fuentes poco fiables.
- Diseñar un horario de las actividades a realizar a lo largo del día: Evitar dormir más horas de las recomendadas, instaurar las horas de las comidas (para no picar a deshora)…
- Hidratarse correctamente y realizar una dieta adecuada al nuevo ritmo.
- Realizar diariamente de 20 a 30 minutos de ejercicio físico.
- Consultar al fisioterapeuta, sobre que tratamientos y pautas hemos de seguir según nuestra patología.
A menudo sufrir dolor se acompaña de una reducción de la movilidad; procuramos no movernos, por ¡NO SENTIR MÁS DOLOR! Pero hay que tener en cuenta, que esto no es beneficioso, puesto que sin movimiento no hay una buena circulación, empeora la nutrición de partes blandas como la de los tendones y los músculos, las articulaciones se anquilosan, los huesos se debilitan… y podemos acabar sintiendo más dolor.
Por tanto, aconsejamos realizar actividad física cuando tenemos dolor. Pero siempre adecuando la intensidad y las posibilidades a cada persona.
Os proponemos una pauta para hacer en casa:
- Respiraciones abdomino-diafragmáticas y costales: se pueden realizar tumbado o sentado. En las respiraciones abdominales, cogeremos aire por la nariz hinchando la barriga y sacaremos el aire por la boca escondiendo la barriga hacia adentro. En las costales al coger el aire hincharemos la zona de las costillas. Repetiremos 10 veces cada respiración.
- Flexibilizantes de espalda: tumbado boca arriba, nos cogeremos una rodilla con las dos manos presionando suavemente hacia el pecho unos segundos (10 repeticiones con cada pierna). A continuación realizar el ejercicio cogiendo las dos piernas a la vez (10 repeticiones).
- Ejercicios circulatorios: sentados en una silla, movemos los pies en círculos hacia los dos lados (10 veces) y después haciendo la flexión y extensión de los tobillos (10 veces).
- Ejercicios de brazos: abrimos y cerramos los dedos de las manos, movemos las muñecas dibujando círculos y después cogemos un palo (paraguas, bastón, de escoba…) y lo levantamos hacia arriba con los codos estirados y después con los codos flexionados. (repetimos 10 veces cada ejercicio).
- Ejercicios de piernas: de pie, nos apoyamos con las manos en el respaldo de una silla y levantamos la pierna de lado (10 veces cada pierna) y hacia atrás (10 veces cada pierna también).
En conclusión, las personas que sufren este tipo de dolor, tienen que aprender a gestionar esta situación para que no los sobrepase. La actividad física controlada y dirigida por profesionales de la salud, ayuda a minimizar estos efectos negativos.
Consúltanos sobre otras terapias de las que disponemos en nuestros centros beneficiosas para este tipo de dolor crónico (Resonancia magnética nuclear, Tecarterapia…).
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