Desayuno, media mañana, comida, merienda y cena, 5 AL DÍA. Éste es el número de ingestas que se recomiendan para disfrutar de una alimentación saludable y equilibrada. Y como bien dice el refrán “Desayuna como un Rey, almuerza como un Príncipe y cena como un Mendigo”, es decir, lo ideal es ir disminuyendo el consumo de calorías durante el transcurso del día.
El fraccionamiento de nuestra dieta diaria resulta eficaz a la hora de prevenir ciertos desajustes metabólicos y ayuda a sentirnos mejor interiormente y comer de una forma más controlada y razonable. Veamos el porqué de estas afirmaciones:
– Por un lado, equilibra nuestros niveles de insulina ya que se logra una secreción de ésta de forma más secuencial, y por tanto, una insulinemia más regular y constante.
– Los picos de insulina facilitan la transformación de glucosa en triglicéridos (grasas).
– Evita un largo transcurso de horas entre las distintas tomas y disminuye la sensación de estómago vacío y de ansiedad.
– El saltarse alguna de las ingestas puede provocar que en la siguiente comida se haga de forma desmesurada, incluso picoteando alimentos hipercalóricos y poco saludables, debido al estado de ansiedad que se genera, llegando a engordar en algunos casos.
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