El proceso de sentir

En el artículo Aprende a escuchar tu cuerpo se hacía especial énfasis en la necesidad de saber percibir aquellos mensajes que por diferentes vías nuestro cuerpo nos envía y que nos pueden ayudar a prevenir algún tipo de malestar o mejorar nuestra calidad de vida.

En La Contra de La Vanguardia del 19 de mayo Luc Nicon, pedagogo y creador de la técnica TIPI (Técnica de Identificación Sensorial de los Miedos Inconscientes), explicaba la posibilidad de controlar las emociones mediante las sensaciones físicas que aparecen.

Sabemos que la respiración es fundamental a la hora de poner en práctica algunas de las técnicas que nos ayudarán en este proceso de sentir. Los beneficios de la práctica diaria de ejercicios específicos de respiración son muy elevados. En este post explicaremos de un forma sencilla cómo a través de un ejercicio de respiración podemos mejorar la capacidad de percibir nuestro cuerpo.

Cuándo y dónde hacerlo: Inicialmente mientras no se tenga mucha práctica es importante hacerlo en una hora que sabemos que no nos molestará nadie y elegir un lugar tranquilo, sin corrientes de aire, ni frío ni calor. Con el tiempo se podrá realizar en cualquier lugar.

sentir

Posición de partida: Sentados en una silla cómoda, los pies tienen que llegar a tierra, la espalda recta y las manos se pueden poner sobre las rodillas. También se puede realizar sentado en el suelo sobre una almohada con las piernas cruzadas, las manos sobre las rodillas y la espalda recta. Es mejor hacerlo sin zapatos, con unos calcetines o simplemente descalzos.

Cómo empezar: Cerraremos los ojos (sin forzar) y no nos preocuparemos de la respiración, el ritmo tiene que ser el normal y la intensidad también. A partir de este punto iremos revisando la situación de las diferentes partes del cuerpo.

– Si estamos sentados en una silla, tenemos que percibir que las plantas de los dos pies tocan por igual en el suelo. Los dedos tienen que estar relajados.

– Las rodillas relajadas. Cualquier posición que se tome tiene que ser cómodo y la musculatura de las dos piernas tiene que estar relajada. Podemos empezar a percibir si hay diferencias de percepciones entre las dos extremidades

– La espalda tiene que estar recta, sin forzar. Si estamos en el suelo y la tendencia es caerse atrás, nos sentaremos sobre una almohada de forma que nos ayude a mantener la columna recta.

– Los hombros relajados (siempre hay tendencia a levantarlas), las palmas de las manos sobre las rodillas, dedos relajados.

– Finalmente revisaremos que las mandíbulas no estén cerradas con fuerza y las facciones de la cara relajadas.

Os dejamos un inicio de la práctica de la respiración:

Esta entrada también está disponible en: Catalán

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