A menudo oímos que es de máxima importancia hidratarnos: “bebe agua, esta u otra cantidad” pero ¿qué hay de cierto en todo esto? Vamos por partes.
Por hidratación no tan sólo entendemos el beber líquidos, si no que se debe tener en cuenta toda el agua contenida en los alimentos que ingerimos. A todo esto, tenemos que asociar una serie de factores con la edad, el clima.. y otras circunstancias vitales.
Partimos de la base que el agua es indispensable para la vida y que la podemos considerar un nutriente esencial. De este modo, y para prevenir los efectos de la deshidratación, tenemos que ingerir una cantidad de agua total (líquidos + alimentos), en la edad adulta entre de 2 a 3 litros, de los cuales el 81% será de líquidos y agua, y el 19% de líquido contenido en los alimentos.
Estas cantidades pueden tener que aumentar o disminuir por determinados factores como la actividad física, el medio ambiente, las enfermedades… A tener en cuenta, que la toxicidad aguda de agua no es imposible. Por lo tanto, no hacer un consumo rápido de grandes cantidades que puedan exceder el máximo de los niveles de eliminación renal.
Para evitar tanto la toxicidad como la deshidratación, habrá que preservar el mecanismo de la sed (deseo de beber inducido por razones fisiológicas y conductuales resultantes de una deficiencia hídrica).
La necesidad de líquidos varía según cada persona en función de su actividad, hábitos, dieta , condiciones ambientales y enfermedades.
Con la edad hay una menor ingesta de líquidos por determinados factores como la disminución de la percepción de la sed, más frecuente en enfermedades con degeneración del sistema nervioso central, saciedad prematura,… también tener en cuenta, que hay gente mayor que disminuye la cantidad de agua para evitar episodios de incontinencia orinaría. Aún así, habrá que garantizar la accesibilidad de la ingesta para la gente mayor, por ejemplo, no siempre es fácil abrir una botella. Por consiguiente, las personas mayores son muy susceptibles a la deshidratación .
Los requerimientos de líquidos variarán según las situaciones, tendríamos que seguir las siguientes recomendaciones si:
- la temperatura ambiente aumenta— incrementar 300ml por grado que pase de los 37ºc temperatura.
- las alteraciones digestivas (diarrea)—aumentar unos 600ml/día.
- las situaciones que aumenten las necesidades (fiebre, ejercicio…)— aumentar hasta un máximo de 3-4l/día.
Recomendaciones/conclusiones de ingesta de agua en gente mayor :
– Hace falta que lo beban como un nutriente más.
– Les facilita la digestión y la eliminación.
– Hace falta que sepan que las necesidades de líquidos varían por:
- fallo de la percepción de sed
- en función de la dieta y la actividad física
- para mantener la función renal y el tránsito intestinal
- por los problemas de salud
- fármacos
- aumento /disminución pérdidas hídricas
– Que las necesidades basales de líquidos tienen que ser entras 2,5-3l /día (8-10 vasos).
– Situaciones de estrés, hay que aumentar la frecuencia.
– La frecuencia tiene que ser gradual durante todo el día: no sirve de nada beber todo seguido.
– En cada comida, un vaso de agua para favorecer la digestión.
– Ante determinadas patologías (insuficiencia renal, edemas, cardiopatía congestiva…) se debe disminuir la inyecta siempre consultando con su médico especialista.
Por lo tanto, ahora que llega el verano todo el mundo a hidratarse para evitar grandes sustos.
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